CONVIVENCIA ESCOLAR Y ESTRATEGIAS

Un aspecto fundamental a la hora de prevenir dentro de un centro escolar conflictos e incluso comportamientos violentos de un compañero hacia otro/s y/o hacia los docentes de ese mismo lugar es manetar una buena convivencia, donde todos los implicados deben poner de su parte para conseguirlo. Es esencial que los docentes sepan transmitir a los alumnos esa importancia por convivir de forma adecuada respetando a los demás.  

Según Trapani (2013) “la convivencia constituye un medio por el cual las personas pueden relacionarse o interactuar en un plano de igualdad y respeto a sus derechos y diferencias”. Para este autor hablar de convivencia implica que cada persona se comprometa a:

  • Interactuar: intercambiar acciones con otro u otros
 
  • Interrelacionarse: establecer vínculos que implican reciprocidad.
 
  • Escucha activa: escuchar colocándose en el lugar del otro u otros.
 
  • Participar: actuar con unos y otros en proyectos personales y colectivos.
 
  • Comprometerse: asumir responsablemente las acciones con los otros.
 
  • Compartir propuestas
 
  • Discutir: intercambiar ideas y opiniones diferentes.
 
  • Disentir: aceptar que mis ideas pueden ser diferentes.
 
  • Acordar: encontrar los puntos comunes, implica pérdida y ganancia.
 
  • Reflexionar: pensar sobre lo actuado y conceptualizar acciones e ideas.

 

Que las personas se comprometan a cada una de las actuaciones anteriores no quiere decir que no se vayan a producir conflictos, pero sí podemos tener la seguridad de que los conflictos se intentaran solucionar mediante conductas no violentas.

 

Para evitar que en un centro educativo y en sus aulas se produzcan dichos comportamientos violentos y agresivos se deben llevar a cabo diferentes estrategias que inviten a tener un buen clima de aula y una mejora de la calidad de la convivencia, lo cual es responsabilidad de todos los miembros de la comunidad educativa.

 

Díaz-Aguado (2002b, p. 56-67) expone diferentes condiciones determinantes para mejorar la convivencia escolar y, como consecuencia los actos violentos deberían verse disminuidos:

 

1. Adaptar la educación a los cambios sociales: Los cambios a los que hace referencia son aquellos que vienen dados por la Revolución Tecnológica a principios del año 2000. A partir de este momento los niños y adolescentes se exponen y tienen acceso, sin ningún tipo de problema, a todo el contenido multimedia que hay en la red (videos, películas, redes sociales etc.) produciendo un aumento de la violencia.                     

Antes estos cambios la escuela debe  elaborar un proyecto propio donde se tengan en cuenta diferentes medidas de prevención ante la violencia escolar. Para ello se deberá modificar el papel de los profesores y de los alumnos al igual que las normas que se tenían hasta este momento. Según esta misma autora se deben incluir nuevas actuaciones como:

 
  • Adaptar el estilo de enseñanza-aprendizaje y el modelo de la interacción educativa a la diversidad de los alumnos, superando los obstáculos que conducen a la discriminación y garantizando que todos logren un nivel de éxito y reconocimiento sin renunciar a su propia identidad.
 
  • Ayudar a superar la tendencia a buscar certezas absolutas, superación necesaria para la tolerancia.
 
  • El profesor debe favorecer la cooperación entre los compañeros mediante equipos heterogéneos.

 

2. Superar el currículum oculto: en este currículum “se transmiten las expectativas asociadas al papel del alumno (sumisión, obediencia…) que entran en contradicción con los objetivos del currículum explícito (autonomía, capacidad crítica)”. Jackson (1968) fue el autor que dio nombre a este currículum y el que destaca tres aspectos que llevan a los alumnos a la sumisión. Estos tres aspectos son:

 

  • La monotonía de la vida escolar: deben aprender a esperar y a tener paciencia durante largos periodos de tiempo.
     
  • La naturaleza de la evaluación educativa: deben aprender cómo funiona este mecanismopara garantizarse el máximo de recompensas y el mínimo de castigos, además de conseguir la aprobación de profesores y  compañeros.
 
  •  La fuerte jerarquización de la vida escolar y la concentración del control  en el profesor: deben acostumbrarse a la diferencia de poder.
 

Si desde la escuela ponemos los medios necesarios para superar estos aspectos conseguiremos eliminar la discriminación existente entre los alumnos dando paso al principio de igualdad, cuestión fundamental para conseguir un clima de aula válido.

Jackson (1968) cree que: "los alumnos deben tener un papel más activo dentro de su propio aprendizaje, para poder superar las contradicciones que existen entre las normas y la realidad democrática que se quiere trasmitir en la escuela. Para ello, los alumnos deben comprender todos los aspectos del currículum escolar y tener la oportunidad de detectar y modificar cualquier característica que va en contra de sus objetivos democráticos  y, así tomar conciencia de la realidad”. 

 

3. Luchar contra la exclusión desde dentro de la escuela: la escuela debe introducir novedades en el desarrollo académico de cada alumno, que les permitan realizar sus proyectos escolares y no caer en la idea de que sólo algunos serán capaces de llevar a cabo estos proyectos, ya que de esta manera estamos excluyendo al resto de alumnos y damos protagonismo a unos pocos. Con estas novedades se pretende desarrollar el aspecto individual de cada alumno teniendo capacidad para superar los obstáculos que vayan surgiendo.

Lo que se pretende es que “mejore la calidad de vida de las personas y el riesgo de reacción con comportamientos destructivos que deterioran la convivencia escolar”. (Díaz-Aguado, 2002b, p. 60).

 

4. Prevenir la violencia reactiva e instrumental: Para saber que medidas utilizar a la hora de prevenir dichas violencias, primero debemos entender que diferencia cada una de ellas, Díaz-Aguado, (2002b, p. 60-61) las describe así:

  • Violencia reactiva: surge cuando “se experimenta un nivel de tensión o dificultad que supera la capacidad de la persona para afrontarlo de otra manera”. Este tipo de violencia se refuerza si “justifica la acción y se carece de alternativas para lograr las cosas de otra forma”.
 

Para prevenir la violencia reactiva se deben “desarrollar alternativas en el sistema y en los individuos (habilidades sociales) que permitan       expresar la tensión y dificultad sin recurrir a la violencia, y reducir los altos niveles de tensión que viven determinados colectivos”.

  • Violencia instrumental: “cuando las personas a la hora de querer alcanzar sus objetivos la justifican a través de la legitimidad. Este tipo de violencia perdura en el tiempo provocando reacciones violentas y un alto nivel de crispación”.
 

Se previene: “enseñando que nunca la violencia está justificada y desarrollando alternativas que permitan resolver conflictos sin utilizar la violencia”.

Si logramos que los alumnos entiendan y vean que utilizar acciones violentas no es la solución a los problemas que surgen diariamente, conseguiremos que el número de agresiones disminuya y que las personas aprendan a utilizar otro tipo de habilidades con las que superar los obstáculos de forma pacífica.

Un aspecto fundamental para ello, es que dentro de las escuelas no debe admitirse la permisividad de todos los comportamientos, la escuela y los propios docentes tienen que ponerse de acuerdo a la hora de combatir la violencia y utilizar las mismas estrategias que sirvan para desarrollar procedimientos más eficaces.

 

5. Distribuir el poder hasta llegar a la disciplina: La escuela debe participar de los diferentes poderes para que los alumnos sean conscientes de su importancia y que a través de la creación de las normas se involucren en mayor medida con su cumplimiento. La autora (Díaz-Aguado, 2002b p. 62) los define así:

  • Poder legislativo: elaborar las normas que regulan la convivencia escolar y la definición de los derechos y deberes de los individuos que en la escuela se encuentran.
 
  • Poder ejecutivo: llevar a la práctica dichas normas y tomar decisiones que hagan posible el ejercicio de los derechos y deberes previamente definidos.
 
  • Poder judicial: aplicar las sanciones cuando existan graves transgresiones a las normas de convivencia.

 

6.Ayudar a no reproducir la violencia: la mayor parte de las personas que utilizan la violencia han visto en su entorno familiar los mismos patrones, por lo que es necesario hacer una intervención con las familias, donde éstas den importancia a un buen contexto familiar y afronten los problemas de forma positiva. La escuela debe estar dispuesta a ayudar a las familias y aconsejarles para que eduquen de la manera más adecuada a sus hijos.

 

7. Romper el silencio sobre la violencia escolar: dentro de las escuelas se debe crear un lugar agradable donde los alumnos, ya sean víctimas o espectadores, de una situación de maltrato puedan ir a denunciar esta realidad, sin que exista algún tipo de repercusión y con el objetivo de acabar con ello y que no se agrave con el tiempo. 

Es muy importante que dentro de las aulas “se adopte un estilo no violento para expresar las tensiones y resolver los conflictos” que puedan surgir en el día a día entre los compañeros de clase. (Díaz-Aguado, 2002b p. 64).

La cultura, es el componente más importante que tiene un centro educativo, aunque no se encuentra escrito en ninguno de sus documentos, es la manera que tiene el centro de ver la realidad, por lo tanto esta cultura, no puede ser violenta y se debe rechazar cualquier comportamiento que provoque la intimidación y victimización”. (Díaz-Aguado, 2002b p. 64)

 

8. Superar las representaciones contrarias a los valores democráticos: para conseguir que se respeten los derechos humanos de las personas y se acabe con el racismo, la xenofobia… deben producirse cambios que superen estas actitudes, entre los cuales encontramos (Díaz-Aguado, 2002b p. 64-65):

  • Criticar la violencia y resolver los conflictos sin tener que recurrir a ella. No utilizar el castigo físico y sensibilizar el valor de la comunicación como alternativa educativa.
 
  • Entender la violencia como un problema que nos afecta a todos y por el que debemos luchar. Sensibilizar a las personas en cuanto a los efectos negativos que tiene la violencia (víctima, agresor y contexto).
 
  • Desarrollar la tolerancia y proteger a las personas que se perciben diferentes o en situación de debilidad. 
 
  • Superar los estereotipos sexistas
 

9. Utilizar los medios de comunicación en la educación en valores: Los medios de comunicación son considerados como una de las principales causas de violencia actual, especialmente de la que protagonizan los niños y adolescentes. (Díaz-Aguado, 2002b p. 65).

Diferentes estudios realizados determinan:

  • El comportamiento de los niños se ve influenciado  por lo que observan en la televisión, tanto en lo positivo como en lo negativo, ya que tienden a imitar aquello que observan continuamente. 
 
  • Habituarse a ver acciones violentas a través de los medios de comunicación, puede tener el riesgo de considerar la violencia como algo normal y reducir la empatía con las víctimas. Es conveniente promover una actitud reflexiva y crítica respeto a la violencia que les rodea. (Díaz-Aguado, 2002b p. 65)

Por ello, tenemos que saber seleccionar el tipo de programas televisivos que los niños y adolescentes ven (según su edad) y el tiempo que pasan delante de la televisión. También, es importante destacar el tiempo que pierden jugando a los videojuegos, cada vez más violentos y a edades más tempranas. Los padres no deben olvidarse de pasar tiempo jugando con sus hijos ya que jugar también implica educar.

 

10. Colaboración entre familia, escuela y sociedad: La escuela es la institución más importante en el desarrollo de los alumnos, por lo que las familias de estos alumnos deben involucrarse en todo lo que rodea el centro escolar de sus hijos.

Familia y escuela, por tanto, comparten la función socializadora donde se transmiten los valores y normas y, donde se desarrollan las habilidades y actitudes necesarias para la vida futura de los estudiantes.

Garreta (2007)  explica que “la colaboración entre la familia, la escuela y la comunidad es clave para la mejora de la educación del alumnado”. Pero también afirma que “cada uno tiene dinámicas propias que hacen que la relación y el efecto educativo sea diferente”.

Por ello, es necesario trabajar conjuntamente  para conseguir los mismos objetivos, que en este caso son: orientar la colaboración hacia la búsqueda conjunta de soluciones para afrontar mejor un problema compartido por ambas instituciones que hasta el momento estaban aisladas”. (Díaz-Aguado, 2002b p. 66)

 

11.Poner a disposición del profesorado los medios que permitan desarrollar un convivencia democrática: necesidad de apoyar a los profesores, facilitando la adquisición de las habilidades necesarias para conseguir innovaciones educativas, sin sobrevalorar las posibilidades de los profesores para desarrollar objetivos muy complejos, ni infravalorar su capacidad para adaptar la educación a las exigencias de la situación actual.  (Díaz-Aguado, 2002b p. 66).

Además de estas estrategias que consiguen mejorar la convivencia escolar, debemos lograr que dicha convivencia sea de calidad. Para conseguirlo debemos: “valorar positivamente la convivencia, integrar socialmente a los estudiantes, atender a la diversidad, mantener una relación cercana y fluida con la familia y los alumnos, y entender el centro educativo como una comunidad”. (Vives, 2012)

En los centros educativos se deben crear comisiones de convivencia. Estas comisiones deben estar formadas por representantes de todos los sectores implicados en la vida del centro (Director, jefe de estudios, secretario, docentes, padres, alumnos etc.). Las comisiones son un “órgano de mediación y tratamiento de conflictos que se ocupa de la planificación, gestión y evaluación de la convivencia dentro del centro” (Torrego, 2006 citado en Maldonado et. al. 2010 p.6).

Estas comisiones podrán realizar “el seguimiento del plan de convivencia y la coordinación de las actuaciones y medidas, además de valorar los avances que se producen e identificar las dificultades, proponiendo al Consejo Escolar las medidas que considere oportunidad para mejorar la convivencia en el centro, incorporándolo en la memoria del plan de convivencia”. (Maldonado et. al. 2010 p.6).

Es importante que estas comisiones cuenten con mecanismos rápidos a la hora de resolver conflictos escolares, y no contar únicamente con sanciones punitivas.

Según Gómez, Matamala y Alcocel, (2002, p.5) “compromiso, implicación, y acción son las claves para conseguir la convivencia y el bienestar social”

 

 

 

 

 

Díaz-Aguado, M.J. (2002b). Por una cultura de la convivencia democrática. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 44, p. 55-78

Garreta, J. (2007). La participación de las familias en la escuela pública. Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos. Madrid

Gómez, C. Matamala, R. y Alcocel, T. (2002). La convivencia escolar como factor de calidad. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 5 (1), 1-6 

Jackson, W. 1968/91. La vida en las aulas. Madrid: Morata.

Maldonado et. al. (2010) Guía para la participación en las Comisiones de Convivencia Escolar. Consejería de Educación. Delegación Provincial de Almería.  

Torrego, J. C. (Coord) (2006). Modelo integrado de mejora de la convivencia. Estrategias de mediación y tratamiento de conflictos. Barcelona: Graó

Trapani, C. (2013). "¿Qué entendemos por convivencia escolar?".  Cecodap,  Universidad Católica Andrés Bello. Consultado el 20 de Mayo de 2014, de: https://prevenciondeviolenciaescolar.blogspot.com.es/2013/02/que-entendemos-por-convivencia-escolar.html

Vives, M. (2012) Convivencia y gestión de conflictos. Departamento de Pedagogía y Didácticas Específicas. Universitat de les Illes Balears.